Sentía el camello envidia por los
cuernos del toro, y quiso obtener los suyos propios.
Para esto fue a ver a Zeus,
pidiéndole le regalara a él unos semejantes.
Pero Zeus, indignado de que no se
contentara de su gran tamaño y fuerza, no sólo le negó el darle los cuernos,
sino que además le cortó una parte de las orejas.
La envidia no es buena consejera. Cuando quieras mejorar
en algo, hazlo con tu esfuerzo y por tu deseo de progresar, no porque tu vecino
lo tenga.
1.023.5 Esopo
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