Viéndose un atún perseguido por un
delfín, huía con gran estrépito. A punto de ser cogido, la fuerza de su salto
le arrojó sin darse cuenta, sobre la orilla. Llevado por el mismo impulso, el delfín
también terminó en el mismo sitio. Se volvió el atún y vio al delfín exhalando
el último suspiro.
-No me importa morir -dijo-, porque
veo morir conmigo al causante de mi muerte.
Sufrimos con menos dolor las desgracias que nos hacen
padecer, cuando las vemos compartidas con quienes nos las causan.
1.023.5 Esopo
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