Una comadreja atrapó a un gallo y
quiso tener una razón plausible para comérselo.
La primera acusación fue la de
importunar a los hombres y de impedirles dormir con sus molestos cantos por la noche. Se defendió el
gallo diciendo que lo hacía para servirles, pues despertándolos, les recordaba
que debían comenzar sus trabajos diarios.
Entonces la comadreja buscó una
segunda acusación: que maltrataba a la Naturaleza por buscar como novias incluso a su
madre y a sus hermanas. Repuso el gallo que con ello también favorecía a sus
dueños, porque así las gallinas ponían más huevos.
Para el malvado decidido a agredir, no lo para ninguna
clase de razones.
1.023.5 Esopo
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