Un Hermoso Anciano se
encontró con el Alumno de una escuela dominical, y posando tiernamente su mano
en la cabeza del chico, le dijo:
-Hijo mío, escucha las
palabras de los sabios y sigue el consejo de los rectos.
-Muy bien -respondió el
Alumno de la escuela dominical. Prosigue.
-Oh, en realidad no tengo
nada que decirte -dijo el Hermoso Anciano. Sólo estaba observando una de las
costumbres de mi edad. Yo soy un pirata.
Y cuando retiró su mano
de la cabeza del chico, este advirtió que su cabellera estaba llena de sangre
coagulada. El Hermoso Anciano siguió su camino, instruyendo a otros jóvenes.
1.007.5 Briece (Ambrose)
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