Un Hombre para Quien el
Tiempo era Oro, que estaba engullendo su desayuno, muy apurado por atrapar un
tren, había apoyado el periódico contra la azucarera y leía mientras comía. En
su apuro y abstracción, se clavó un tenedor en el ojo derecho, y al extraer
el tenedor, el ojo salió con él. Desde entonces, cada vez que compraba
anteojos, se veía obligado a derrochar inútilmente su dinero en cristales para
el ojo derecho, y este dispendio lo redujo pronto a la pobreza, por lo cual el
Hombre para Quien el Tiempo era Oro se vio obligado a ganarse la vida pescando
desde la punta de un muelle.
1.007.5 Briece (Ambrose)
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