Un Hombre Sincero le dijo
a su Esposa:
-No puedo permitir que me
imagines mejor de lo que soy. Tengo muchos vicios y debilidades.
-Eso es sólo lo natural
-dijo ella, sonriendo dulcemente; ninguno de nosotros es perfecto.
Envalentonado por su
magnanimidad, él le confesó una mentira particular que le había dicho una vez.
-¡Abominable canalla!
-gritó ella, y golpeó tres veces con sus manos.
Apareció un gigantesco
esclavo nubio, que despachó al marido con una cimitarra.
1.007.5 Briece (Ambrose)
No hay comentarios:
Publicar un comentario