Un Orador Anarquista a quien cierto
Respetuoso de la Ley
le arrojó a la cara un Gato Muerto, hizo detener y llevar ante un magistrado al
Gato Muerto.
-¿Por qué recurres a la Ley -dijo el Magistrado, si
tú estás por la abolición de la ley?
-Eso -replicó el Anarquista- no es asunto
suyo; no estoy obligado a ser consistente. Usted está sentado aquí para hacer
justicia entre este Gato Muerto y yo.
-Muy bien -dijo el Magistrado, con
expresión solemne, poniéndose el birrete negro; como el acusado no se
defiende, y es indudablemente culpable, lo condeno a ser comido por el
ejecutor público; y como ocurre que este cargo está vacante, lo designo a
usted, sin contrato.
Uno de los más deleitados espectadores de
la ejecución fue el desconocido Respetuoso de la Ley que había arrojado al condenado.
1.007.5 Briece (Ambrose)
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