Un famoso Anarquista naufragó,
y el mar lo arrojó a las playas de la isla de Gowqueechi, habitada por la antigua
y poderosa tribu de los Tumtum. Fue descubierto y llevado ante el Jamgrogrum,
que le preguntó cuál era su fe política.
-Le preguntamos esto a
todos los extranjeros -explicó el Jamgrogrum, con la esperanza de conocer
algún día principios políticos superiores a los nuestros.
-Soy un Anarquista
-respondió el recién llegado. Sostengo que todos los gobiernos son perversos,
todas las leyes opresivas. Enseño que todos los Jamgrogra deberían ser
asesinados.
El monarca llamó al
Primer Ministro a su lado, y tras susurrarle ciertas instrucciones, se retiró.
Al día siguiente, una vez
que el Primer Ministro se presentó en palacio, y comió un puñado de lodo, como
la etiqueta de la corte lo exigía, el Jamgrogrum le pidió noticias del
Anarquista.
-Lo hice llevar a los
baños, y fue cuidadosamente bañado.
-¿Y entonces?
-Cuando se le preguntó,
de acuerdo con las instrucciones de su Majestad, si todavía era un Anarquista,
respondió que ningún tratamiento, por duro y cruel que fuera, alteraría sus
convicciones.
-Entonces -exclamó el
Jamgrogrum, con el aire decepcionado de alguien privado del cumplimiento de una
ilusión largamente anhelada- mi teoría acerca de la unidad de la suciedad y el
anarquismo ha sido refutada.
-No, su Majestad -dijo el
Primer Ministro; murió diez minutos después del baño.
1.007.5 Briece (Ambrose)
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