Una zorra hambrienta encontró en el
tronco de una encina unos pedazos de carne y de pan que unos pastores habían
dejado escondidos en una cavidad. Y entrando en dicha cavidad, se los comió
todos.
Pero tanto comió y se le agrandó
tanto el vientre que no pudo salir. Empezó a gemir y a lamentarse del problema
en que había caído.
Por casualidad pasó por allí otra
zorra, y oyendo sus quejidos se le acercó y le preguntó que le ocurría. Cuando
se enteró de lo acaecido, le dijo:
-¡Pues quédate tranquila hermana
hasta que vuelvas a tener la forma en que estabas, entonces de seguro podrás
salir fácilmente sin problema!
Con paciencia
se resuelven muchas dificultades
1.023.5 Esopo - 000
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