Cierto día una liebre se burlaba de
las cortas patas y lentitud al caminar de una tortuga. Pero ésta, riéndose, le
replicó:
-Puede que seas veloz como el
viento, pero yo te ganaría en una competencia.
Y la liebre, totalmente segura de
que aquello era imposible, aceptó el reto, y propusieron a la zorra que
señalara el camino y la meta.
Llegado el día de la carrera,
arrancaron ambas al mismo tiempo. La tortuga nunca dejó de caminar y a su lento
paso pero constante, avanzaba tranquila hacia la meta. En cambio, la
liebre, que a ratos se echaba a descansar en el camino, se quedó dormida.
Cuando despertó, y moviéndose lo
más veloz que pudo, vio como la tortuga había llegado de primera al final y
obtenido la victoria.
Con seguridad, constancia y paciencia, aunque a veces
parezcamos lentos, obtendremos siempre el éxito.
1.023.5 Esopo - 000
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