Sentía una corneja celos contra los
cuervos porque éstos dan presagios a los hombres, prediciéndoles el futuro, y
por esta razón los toman como testigos. Quiso la corneja poseer las mismas
cualidades.
Viendo pasar a unos viajeros se
posó en un árbol, lanzándoles espantosos gritos. Al oír aquel estruendo, los
viajeros retrocedieron espantados, excepto uno de ellos, que dijo a los demás:
-Eh, amigos, tranquilos; esa ave es
solamente una corneja.
Sus gritos no son de presagios.
Cuando vanidosamente y sin tener capacidades, se quiere
rivalizar con los más preparados, no sólo no se les iguala, sino que además se
queda en ridículo.
1.023.5 Esopo - 000
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