Un Agonizante, a quien le
habían disparado, fue apremiado por oficiales de la ley para que hiciera una
rápida declaración.
-Usted fue atacado sin
provocación, por supuesto -manifestó el Fiscal del Distrito, preparándose para
asentar la respuesta.
-No -replicó el
Agonizante, yo fui el agresor.
-Sí, entiendo -dijo el
Fiscal del Distrito; usted cometió la agresión... fue obligado a hacerlo. Lo
hizo en defensa propia.
-No creo que me hubiera
dañado si yo lo hubiese dejado en paz -dijo el moribundo. No... creo que era
un hombre pacífico, incapaz de matar una mosca. Le hice soportar tanta presión
que él, naturalmente, tenía que sucumbir... no pudo aguantar. Honestamente, si
se hubiera negado a dispararme, no veo cómo yo podría haber seguido
tratándolo.
-¡Santo Cielo! -exclamó
el Fiscal del Distrito, arrojando su cuaderno de apuntes y su lápiz. Esto es
completamente anómalo. No puedo utilizar como declaración últimas palabras
como estas.
-Nunca he visto a un hombre
que diga la verdad cuando muere violenta-mente -dijo el jefe de Policía.
-¡No hay ninguna
violencia! -contestó el Médico Policial, sacando e inspeccionando la lengua
del hombre. Es la verdad la que lo está matando.
1.007.5 Briece (Ambrose)
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