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viernes, 3 de octubre de 2014

La vid, el olmo y la yedra

En contínua querella,
una vid y una yedra, á un olmo asidas,
se despreciaban, de odio extrernecidas,
poniéndose á su vez de más es ella.
-«¿Ves aquel ave, que en tendido vuelo-
­dijo la vid por fin -ya besa el cielo?
pues si quiero subir, sin más arrimo,
le llevo á que meriende este racimo.»-
-«Pues si me subo yo -dijo la yedra,
que solo asida de los olmos medra,­
formo un dosel al cielo,
que, interpuesto entre el sol, enlute el suelo.
Vamos á ver si no -siguió importuna.
-«Vamos -dijo la vid: -¡A una!» -«¡A una!»-
En tono el más sencillo,
-«No, por Dios; no, por Dios -gritó un tomillo,­
que pueden sus bravuras
dejar el mundo á oscuras.»­-
Llegando ya de su impaciencia al colmo,
dijo al tomillo el olmo:
-«Puedes perder el miedo, en mi conciencia,
si nadie miedo á los cobardes tuvo,
pues sé por experiencia
que jamás subirán si yo no subo.»-

Seccion moral: Fabula VIII. Baladronadas

1.095.5 Campoamor (Ramon de) .047

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