Hacia
el nido de un cuervo
sube
un reptil protervo,
que
de otro manjar falto,
de
huevos se apercibe;
mas
al dar el salto,
creyendo
al cuervo ausente, oyó: -«¿Quién vive?»
-«Perdone
usted; no es nada
(dijo
con voz turbada);
el
hallarme soñando
mi
indiscreción abone;
pues
llegué aquí rodando,
mas
desperté, y me vuelvo: usted perdone.»
-«¡Hola,
traidor vecino!
(dijo
el cuervo ladino),
¿cuando
el sueño te priva,
sin
costarte trabajo
te
ruedas hacia arriba?
Pues
á ver cómo ruedas hacia abajo.»
Y
remontando el vuelo,
lo
suelta desde el cielo,
por
más que ya difunto
el
reptil lo rehusa,
y
plaf,
reventó al punto.
¡Digno
castigo de su necia escusa!
Sección
moral: Fabula
XIV. Escusas necias
1.095.5 Campoamor (Ramon de) .047
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