Al
descender al mundo
el
pesar
y el placer,
fuerte el primero
y
débil el segundo,
con
afecto profundo
llamáronse
uno al otro -«compañero».
Sucedió
que un cualquiera
encontrando
al placer, con fuertes lazos
(por
fuerza que un tonto era)
le
estrechó de manera,
que
por poco el placer muere en sus brazos.
Y
no cometió dolo,
ya
que puedo, en gozarle, el buen mancebo,
pues
juro por Apolo
que
si le hallara solo
le
dejara este cura como nuevo.
Al
verse así ultrajado,
Para
el mozo el placer pidió un castigo,
y
el pesar
de contado,
de
dolores cercado,
voló
en defensa de su flaco amigo.
-«¡De
hoy nos verá la gente-
con
amor se dijeron, sin segundo,
-juntos
eternamente!»
Eterna
y juntamente
desde
entonces acá los halla el mundo.
Por
eso, si por suerte
ves,
como el mozo, al que placer se nombra,
apercibido
advierte
que
para herir de muerte
recatado
el pesar vela á su sombra.
Seccion
filosofica: Fabula
XVI. No hay dicha cumplida
1.095.5 Campoamor (Ramon de) .047
No hay comentarios:
Publicar un comentario