Supuesto
que respira,
se
hace oír bien ó mal cualquier garganta;
y
en esto no hay mentira,
pues
mal ó bien, el que respira, canta.
Hablen,
si no, mil animales duchos
que
dieron un
concierto como muchos.
Y
es fama que el sentido
no
acompaña á los órganos bocales,
por
lo que ha sucedido;
que
en la patria de dichos animales,
cada
cual presumiéndose asaz diestro,
gritó:
-«¡Caiga el león! ¡fuera el maestro!»-
Cayó
la monarquía,
y
en república el reino convirtieron.
-«Vaya
una sinfonía
de
nuestros triunfos en honor -dijeron;
-cada
uno cante cual le venga á mano:
ya
no más director: muera el tirano.»
Comenzóse
el concierto,
cá-cá-rá-cá
gritando el polli-gallo;
y
al primer desacierto
con
un relincho contestó el caballo;
a-y-o,
a-y-o
siguió el pollino;
pi-pi-pi
el colorín, u
f f f
el cochino.
El
mis
y el marramau
cantó
el gato montés, cual tigre bravo;
y
con cierto pau-pau
le
acompañaba el indolente pavo;
formando
tan horrenda algarabía,
que
ni el mismo Luzbel la aguantaría.
El
león destronado,
viendo
el reino en desórdenes tan grandes,
-«Silencio,
-dijo airado,
mostrando
un arcabuz ganado en Flandes;
-el
rey va á dirigir: atrás, canalla;»-
y
al verle cada cual, amorra y calla.
-«Vuelva
á sonar la orquesta,-
siguió
el tirano, de Nerón trasunto;
-y
¡ay de la pobre testa
de
aquel que por gruñir me coma un punto!
¿Qué
es replicar? No hay réplica ninguna.
Palo
ó
canción: vamos á ver: ¡á una!»-
Y
la orquesta empezando
pi-pi,
cá-cá-rá-cá, mis-mis, miau-miau,
siguió
después sonando
a-y-o,
a-y-o, ufff-ufff, pau-pau.
Y
tal sonó la música que alabo,
que
el mundo gritó absorto: -«¡Bravo!
¡bravo!»
Fué
el concierto, antes loco,
la
maravilla, vive Dios, del arte;
y
aunque gruñendo un poco,
cada
animal desempeñé su parte;
aprendiendo,
en perjuício de su testa,
que
sin buen director, no hay buena orquesta.
Seccion
politica: Fabula
XIV. Hacer sonar a tiempo
1.095.5 Campoamor (Ramon de) .047
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