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miércoles, 25 de septiembre de 2013

El oso goloso

Osón siempre buscaba pelea y, aunque era en broma, resultaba muy molesto, pues se ponía muy pesado. Además, le volvía loco la miel y no dudaba en comerse la de los demás. Todos estaban hartos de él, especialmente sus amigos Zorrete y Conejín.
-Conejín, vamos a almacenar toda la miel que podamos -dijo un día Zorrete-. Se la pondremos en jarras grandes y las dejaremos a la puerta de su casa. Le gusta tanto que cuando la vea, la cogerá y se meterá en casa a zampársela, así nosotros podremos descansar de él por fin.
Y así fue. Osón, goloso insaciable, prefirió meterse en su casa con la miel. Así descansaron de sus bromas una buena temporada. ¡Hasta que se acabó la miel!

«Ser tan goloso nunca resultará...»

0.999.5 anonimo fabula,

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