Lobito era el guarda del bosque y hacía su trabajo lo
mejor posible. Creía que el bosque estaba para ser contemplado y disparaba
contra cualquier animal que pretendiera comerse los frutos de los árboles.
Conejos y ardillas se reunieron para ver qué podían
hacer y decidieron quitar la escopeta al guardabosques Lobito.
Un día, mientras Lobito dormía la siesta bajo un
árbol, se apoderaron del arma. Desde ese momento, todos los animales volvieron
a comerse los frutos del bosque. Lobito reflexionó y comprendió que los frutos
no estaban de adorno, crecían para que pudieran comer los habitantes del
bosque.
A partir de entonces, Lobito fue un guardián tolerante
y comprensivo que sólo intervenía cuando surgía alguna disputa.
«Con poca inteligencia no se está capacitado para mandar.»
0.999.5 anonimo fabula,
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