A Osín le volvía loco la miel, la comería a todas
horas. Por esta razón se pasaba el día entero metiendo las narices en las
colmenas a pesar de que su mamá no dejaba de advertirle.
-No te metas donde no te llaman, que un día te vas a
ganar un buen picotazo.
Osín no hacía caso y seguía curioseando de colmena en colmena
comiendo enormes cantidades de miel. Las abejas estaban hartas de su actitud y
decidieron darle un escarmiento. Un día le dieron un fuerte picotazo en las narices...
y Osín salió corriendo hacia su casa.
Se pasó dos días en la cama con fortísimos dolores de
nariz, a causa del picotazo.
-Ya te lo había advertido -dijo su madre.
Donde las palabras no llegan, siempre lo hace un buen
picotazo.
«No hagas el oso por ser goloso.»
0.999.5 anonimo fabula,
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