Había una vez un cabrito muy revoltoso. Un día
abandonó el rebaño pues deseaba viajar y además le molestaban mucho los
continuos ladridos de los perros del pastor.
-¡Ah, por fin libre! No pienso volver nunca más al rebaño
-se dijo satisfecho.
No había dado más que unos pocos pasos cuando le salió
al encuentro un lobo enorme con las fauces abiertas y los ojos muy brillantes.
Se lo quería comer.
-¿Me concedes un último deseo, noble lobo? -preguntó
el cabrito.
-Naturalmente -contestó el lobo- tengo hambre, pero no
soy un malvado. Dime en qué deseo piensas.
En ese momento, el cabrito supo que estaba salvado,
pues comenzó a tocar una flauta que llevaba consigo. La música llegó a oídos de
los perros que guardaban el rebaño y acudieron a toda prisa y el lobo tuvo que
huir. De esta forma el cabrito pudo salvar su vida.
«Ser astuto ante el peligro es una buena cualidad.»
0.999.5 anonimo fabula,
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