Papá Leopardo se pasaba el día bebiendo, no agua ¡sino
vino! Bebía tanto que todos se daban cuenta. Los animales nocturnos lo veían
pasar con luna o sin ella, dando traspiés, camino de su casa, borracho como una
cuba. ¡Triste vicio el suyo!
Su esposa se enfadaba con él a causa de su conducta
cuando llegaba a altas horas de la noche.
Las disputas eran continuas y los hijos se avergonzaban
de su padre, pues nunca estaba sereno.
Aparte de este defecto, don Leopardo era muy simpático,
de modo que tenía muchos amigos. Entre todos se esforzaron por apartarlo del
vicio.
No lo han conseguido del todo, pero don Leopardo se ha
hecho el firme propósito de dejar la bebida.
«Todos los vicios son malos y el de beber es muy amargo.»
0.999.5 anonimo fabula,
No hay comentarios:
Publicar un comentario