Un señor León
andaba, como un perro,
Del valle al monte,
de la selva al cerro,
A caza, sin hallar
pelo ni lana,
Perdiendo la
paciencia y la mañana.
Por un risco
escarpado
Ve trepar una Cabra
a lo encumbrado,
De modo que parece
que se empeña
En hacer creer al
León que se despeña.
El pretender
seguirla fuera en vano;
El cazador entonces
cortesano
La dice: «Baja,
baja, mi querida;
No busques
precipicios a tu vida:
En el valle
frondoso
Pacerás a mi lado
con reposó.»
«¿Desde cuándo,
señor, la real persona
Cuida con tanto
amor de la barbona?
Esos halagos
tiernos
No son por bien,
apostaré los cuernos.»
Así le respondió la astuta Cabra ,
Y el León se fue
sin replicar palabra.
Lo paga la infeliz
con el pellejo,
Si toma sin examen el consejo.
1.045.5 Samaniego (Felix Maria)
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