Mustafá, perro
viejo,
Lebrel en montería
ejercitado,
Y de antiguas
heridas señalado
A colmillo y a
cuerno su pellejo,
Seguía a un jabalí
sin esperanza
De poderle
alcanzar; pero, no obstante,
Aguzándole su amo a
cada instante,
A duras penas
Mustafá le alcanza.
El cerdoso valiente
No escuchaba
recados a la oreja;
Y así, su
resistencia no le deja
Cebar al Perro su
cansado diente;
Con airado colmillo
le rechaza,
Y bufando se marcha
victorioso.
El cazador, furioso,
Reniega del Lebrel
y de su raza.
«Viejo estoy, le
responde, ya lo veo;
Mas di: ¿sin
Mustafá cuándo tuvieras
Las pieles y
cabezas de las fieras
En tu casa, de
abrigo y de trofeo?
Miras a lo que soy,
no a lo que he sido.
¡Oh suerte
desgraciada!
Presente tienes mi
vejez cansada,
Y mis robustos años
en olvido.
Mas ¿para qué me
mato,
Si no he de
conseguir cosa ninguna?
Es ladrar a la luna
El alegar servicios al ingrato»
1.045.5 Samaniego (Felix Maria)
No hay comentarios:
Publicar un comentario