Iban, mas no sé
adonde ciertamente,
Un Caballo y un
Asno juntamente;
Este cargado, pero
aquel sin carga.
El grave peso, la
carrera larga
Causaron al Borrico
tal fatiga,
Que la necesidad
misma le obliga
A dar en tierra.
«Amigo compañero,
No puedo más,
decía; yo me muero.
Repartamos la
carga, y será poca;
Si no, se me va el
alma por la boca.»
Dice el otro:
«Revienta enhorabuena:
¿Por eso he de
sufrir la carga ajena?
Gran bestia seré yo
si tal hiciere.
Miren y qué borrico
se me muere.»
Tan justamente se
quejó el Jumento,
Que expiró el
infeliz en el momento.
El Caballo conoce
su pecado,
Pues tuvo que
llevar mal de su grado
Los fardos y
aparejos todo junto,
Ítem más el pellejo
del difunto.
Juan, alivia en sus
penas al vecino;
Y él, cuando tú las
tengas, déte ayuda;
Si no lo hacéis así, temed sin duda
1.045.5 Samaniego (Felix Maria)
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