Muy cargado de leña
un burro viejo,
Triste armazón de
huesos y pellejo,
Pensativo, según lo
cabizbajo,
Caminaba llevando
con trabajo
Su débil fuerza la
pesada carga.
El paso tardo, la
carrera larga,
Todo, al fin,
contra el mísero se empeña,
El camino, los años
y la leña.
Entra en una laguna
el desdichado,
Queda profundamente
empantanado.
Viéndose de aquel
modo
Cubierto de agua y
lodo,
Trocando lo sufrido
en impaciente,
Contra el destino
dijo neciamente
Expresiones ajenas
de sus canas;
Mas las vecinas
Ranas,
Al oír sus lamentos
y quejidos,
Las unas se tapaban
los oídos,
Las otras, que
prudentes le escuchaban,
Reprendíanle así y
aconsejaban:
«Aprenda el mal
jumento
A tener
sufrimiento;
Que entre las que
habitamos la laguna
Ha de encontrar
lección muy oportuna.
Por Júpiter estamos
condenadas
A vivir sin remedio
encenagadas
En agua detenida,
lodo espeso,
Y a más de todo
eso,
Aquí perpetuamente
nos encierra,
Sin esperanza de
correr la tierra,
Cruzar el anchuroso
mar profundo,
Ni aun saber lo que
pasa por el mundo.
Mas llevamos a bien
nuestro destino;
Y así nos premia
Júpiter divino,
Repartiendo entre
todas cada día
La salud, el
sustento y alegría.»
Es de suma
importancia
Tener en los
trabajos tolerancia;
Pues la impaciencia
en la contraria suerte
Es un mal más amargo que la muerte.
1.045.5 Samaniego (Felix Maria)
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