«¡Ah! ¡quién fuese
Caballo!
Un Asno melancólico
decía;
Entonces sí que
nadie me vería
Flaco, triste y
fatal como me hallo.
Tal vez un
caballero
Me mantendría
ocioso y bien comido,
Dándose su merced
por muy servido
Con corvetas y
saltos de carnero.
Trátanme ahora como
vil y bajo;
De risa sirve mi
contraria suerte;
Quien me apalea
más, más se divierte,
Y menos como cuando
más trabajo.
No es posible
encontrar sobre la tierra
Infeliz como yo.»
Tal se juzgaba,
Cuando al Caballo
ve cómo pasaba,
Con su jinete y
armas, a la guerra.
Entonces conoció su
desatino,
Rióse de corvetas y
regalos,
Y dijo: «Que
trabaje y lluevan palos,
No
me saquen los dioses de Pollino.»
1.045.5 Samaniego (Felix Maria)
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