Bóreas y el Sol disputaban sobre
sus poderes, y decidieron conceder la palma al que despojara a un viajero de
sus vestidos.
Bóreas empezó de primero, soplando
con violencia; y apretó el hombre contra sí sus ropas, Bóreas asaltó entonces
con más fuerza; pero el hombre, molesto por el frío, se colocó otro vestido.
Bóreas, vencido, se lo entregó al Sol.
Este empezó a iluminar suavemente,
y el hombre se despojó de su segundo vestido; luego lentamente le envió el Sol
sus rayos más ardientes, hasta que el hombre, no pudiendo resistir más el
calor, se quitó sus ropas para ir a bañarse en el río vecino.
Es mucho más poderosa una suave persuasión que un acto de
violencia.
1.023.5 Esopo,
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