Se había enamorado una gata de un
hermoso joven, y rogó a Afrodita que la hiciera mujer. La diosa, compadecida de
su deseo, la transformó en una bella doncella, y entonces el joven, prendado de
ella, la invitó a su casa.
Estando ambos descansando en la
alcoba nupcial, quiso saber Afrodita si al cambiar de ser a la gata había
mudado también de carácter, por lo que soltó un ratón en el centro de la
alcoba.
Olvidándose la gata de su condición
presente, se levantó del lecho y persiguió al ratón para comérselo. Entonces la
diosa, indignada, la volvió a su original estado.
El cambio de estado de una persona, no la hace cambiar de
sus instintos.
1.023.5 Esopo,
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