Un día hicieron una sociedad
el zorro y el quirquincho[1].
El zorro dio su chacra[2]
al quirquincho para que la sembrara a medias.
Como el quirquincho tiene
fama de ser poco inteligente, pensó el zorro que se aprovecharía de su trabajo,
y le dijo:
-Este año, compadre, será
para mí todo lo que den las plantas arriba de la tierra y para Ud. lo que den
abajo.
-Bien, compadre -contestó el sembrador.
El quirquincho sembró
papas. Tuvo una magnífica cosecha y al zorro le tocó una cantidad de hojas
inservibles.
Al año siguiente, el zorro
molesto por el mal negocio, dijo a su amigo:
-Este año, compadre, como
es justo, será para mí lo que den las plantas bajo tierra y para Ud. lo que den
arriba.
-Bien, compadre, será como
Ud. dice.
El quirquincho sembró
trigo. Llenó su granero de espigas, y al pobre zorro le tocó una cantidad de
raíces inútiles.No me dejaré burlar más, pensó para sus adentros, y le dijo al
compadre:
-Este año, ya que Ud. ha
sido tan afortunado con las cosechas anteriores, será para mí lo que den las
plantas arriba y bajo la
tierra. Para Ud. será lo que den en el medio.
-Bien, compadre, ya sabe
que respeto su opinión.
El quirquincho sembró maíz.
Sus graneros se llenaron nuevamente de magníficas espigas y al zorro le
correspondieron las flores y las raíces de maizal.
El zorro tuvo que vivir en
la última miseria. Ese fue el castigo a su mala fe.
Tomado del libro: Antología Folklórica Argentina para las
Escuelas de Adultos -Consejo Nacional de Educación. (1940)
0.015.5 anonimo (argentina),
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