Albino era un cordero muy blanco que destacaba en el
rebaño por su bondad. Un día se acercó a la orilla de un río a beber. Unos
metros agua arriba un enorme lobo hacía lo mismo. El feroz animal, al ver a su
vecino, le dijo airado:
-¡Eh, tú!, ¿no ves que me estás ensuciando el agua?
-¿No serás tú quien me la ensucia a mí? -le contestó
Albino muy enfadado. Al fin y al cabo ten encuenta que la corriente viene
hacia mí desde donde tú bebes.
-¿Cómo te atreves a llevarme la contraria? Te voy a
devorar en señal de castigo -amenazó el lobo arrojándose sobre él.
Albino, rápido de reflejos, esquivó la embestida del
lobo, que cayó al agua y se ahogó.
«La fuerza bruta jamás puede competir con la razón.»
0.008.5 anonimo (eslavo),
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