Cierto
Ricacho, labrando una casa
De
arquitectura moderna y mezquina,
Desenterró
de una antigua ruina,
Ya
un capitel, ya un fragmento de basa,
Aquí
un adorno y allá una cornisa,
Media
pilastra y alguna repisa.
Oyó
decir que eran restos preciosos
De
la grandeza y del gusto romano,
Y
que arquitectos de juicio muy sano,
Con
imitarlos se hacían famosos.
Para
adornar su infeliz edificio,
En
él a trechos los fue repartiendo.
¡Lindo
pegote! ¡gracioso remedio!
Todos
se ríen del tal frontispicio,
Menos
un quídam que tiene unos lejos
Como
de docto, y es tal su manía, ´
Que
desentierra vocablos añejos
Para
amasarlos con otros del día.
Los
que mezclan voces anticuadas con las de buen uso, para acreditarse
describir bien el idioma, le escriben mal y se hacen ridículos
Iriarte (Tomas de) - 043
No hay comentarios:
Publicar un comentario